Amigo lector, tienes en tus manos, unidas ambas, diez simientes para tu olvidado corazón, tantas como dedos. Son necesariamente pequeñas, humildes, pero también las de un Baobab son así. Si alguna vez consigues alguna, cuídala, cultívala y no pierdas la oportunidad de admirar la hermosura que tienen todas por sí mismas.