Cada mañana, desde hace cuatro años, Aidan despierta a Eileen con un tenue beso en los labios, mientras esta abre lentamente sus ojos, azules y grises, Aidan deposita en la mesita de noche, rústica, wengué, una bandeja de desayuno perfectamente dispuesta: frutas exóticas troceadas y artísticamente dispuestas en un enorme bol, leche fresca, nueces peladas […]