«Tess se agacha frente a mí y me pone una mano en la rodilla. Al acariciar mi muslo nota que está sudoroso. Está más caliente que la propia cera. El calor pasa por mis caderas y por mi estómago para acabar palpitando entre mis piernas. Mirándome profundamente a los ojos, separa suavemente mis piernas». Cuando […]